Algunas conclusiones en Sincronicidad

Ponencia presentada en el Segundo Congreso Junguiano latinoamericano

Por. Horacio Ejilevich Grimaldi.


 

Eugene Pascal, en su libro “ Jung para la vida cotidiana “, Ed. Obelisco 1998, refiere una particular anécdota, que le sucedió al cinólogo e íntimo amigo de Jung, R.Wilheim, a quien mencioné anteriormente.

                    Cuenta Wilheim que, estando en China, se encontraba entonces en un pequeño pueblo que agonizaba de hambre, pues la sequía no permitía que lo sembrado creciese y con ello la población se alimentase.

                    Toda esa pequeña comarca era desesperación y pesimismo acerca de su errático futuro.

                    Entonces los sabios del pueblo decidieron convocar al - hacedor de lluvia -.

                    Wilheim nunca había oído hablar de una profesión de este nombre y estaba impaciente por ver que sucedería.

“Algunos días mas tarde el - hacedor de lluvias - llegó en un carruaje tirado por caballos. Era un viejecito bajito y arrugado de apariencia bastante ordinaria. Wilheim le oyó preguntar por una cabaña privada apartada del pueblo, donde pudiera permanecer sin que nadie le estorbara. Después pidió el suficiente alimento para, por lo menos unos tres o cuatro días.

                    En la mañana del cuarto día, los habitantes del pueblo se despertaron con un fuerte chaparrón de lluvia, al que siguió incluso una débil nevada, un fenómeno totalmente anormal para aquel período del año.

                    El amigo de Jung estaba positivamente desconcertado y corrió a hablar con el viejo “hacedor de lluvia”, quien había salido de su cabaña y se estaba preparando para su viaje de vuelta a su provincia.  

                    ¿ Hizo Ud. llover?, Le preguntó Wilheim.  

                    El viejo caballero negó, que él lo hubiese hecho. Wilheim insistió en que había habido una tremenda sequía hasta que llegó el “ hacedor de lluvia “, después de lo cual empezó a llover e incluso a nevar.  

                    El viejo hombre explicó entonces que en la región de donde  él venía todo era como debía ser: llueve en el momento apropiado y hace sol cuando este es necesario, ya que la gente que vive allí está en armonía con ellos mismos.

                    Pero remarcó que eso no era lo que había encontrado en el pueblo que ahora visitaba.

                    La gente estaba lejos de la armonía con el Tao- conexión divina- e incluso, fuera de sintonía con ellos mismos.

Aseguró que, apenas llegar, fue inmediatamente contaminado con la baja conciencia de los habitantes del pueblo que le habían traído, de modo que se vio absolutamente forzado a permanecer solo por completo hasta que la armonía entre el y el Tao fuese restablecida. Entonces, !Naturalmente tenía que llover¡”.

                    A esta conexión entre el “ hacedor de lluvia ” y la lluvia en si, con mas todos los elementos que pudiéramos extractar de esta anécdota, Jung los denomina “ Eventos sincronísticos ”.

                    En realidad, salta a la vista que tras una aparente a - causalidad, lo que se deriva realmente es la lógica - causal, si bien un pensamiento lógico - causal que desborda los límites del mismo, entrando en la espera de la subvariable intuitiva, como se abordó precedentemente.

                    Ahora bien, una nueva propuesta, me queda por hacer a mis hipótesis acerca de la Sincronicidad.

                    El complejo enunciado planteado en forma de teorema sería el siguiente:

Hipótesis:

 A) Los eventos sincronísticos tienen la tendencia a formar una concatenación a-causal y a-temporal, a diferencia de los meramente sincronismos, que como se vio, coinciden en tiempo y espacio.    ( trozos de hologramas) 

B) Los eventos sincronísticos y en consecuencia la Sincronicidad en si misma, se determinan por el arquetipo o los arquetipos  actuantes en el plano psicoide, que en la práctica no sería otra cosa que el   “ unus mundi.” Presocrático. ( nexos vinculantes)

C) El arquetipo es incognoscible ( racionalmente hablando) por pertenecer a la polaridad mas oculta del inconsciente ( el Colectivo), por lo cual necesariamente se debe expresar en capas psíquicas más superficiales bajo la forma de producto simbólico. 

D) Siendo las premisas A, B y C,  en un todo constitutivo convalidadas desde los planteos de la Psicología Analítica y campos tan heterodoxos como la Física, la Astrología, la Química, Las Matemáticas y la Biología, por citar solo unos pocos, por qué no pensar que:  

Tesis:

               El o los arquetipos psicoides actuantes en una cadena de eventos sincronísticos determinada, no se expresarían simbólicamente también en una forma determinada que indicaría su “ pertenencia holográfica “ a cierto evento sincronístico particular? 

                    El enunciado precedente, permitiría considerar determinados símbolos como significantes concretos de la concatenación de una y solo una cadena de eventos sincronísticos, constituyéndose de esta forma en lo que denominaré señal o presagio, esta última palabra considerada en su acepción latina “ portendo “, es decir: anunciar, pronosticar, por extensión “ que porta “ ( trae algo) o si se quiere que “ aporta “.                                       

En síntesis, estos símbolos abrirían la puerta  ( porta / ae) a la comprensión y la prognosis de determinado evento sincronístico. Esto, es aquello que probablemente Jung conoció pero no dijo porque según sus propias palabras

                     “ Pondría en graves apuros a la Ciencia “.

                    Por lo demás, es necesario ser tremendamente prudente en el proceso de decodificar los presagios simbólicos, por cuanto este proceso toca de lleno en el tenue velo que separa el pensamiento organizado del delirio sistematizado, de hecho para entender lo escrito precedentemente es necesario haber experienciado los que Karl Friedrich Weld enuncia en su poema:  

Entré al mundo de los vivos como se entraría al sueño de un loco.

Los que me toman por vivo duermen profundamente, los otros comprenden mi delirio...” 

                    En otras palabras es necesario para de - codificar estos símbolos él haber sido “ tocado “ por las alas de la locura y de la muerte, como se manifiesta en un cúmulo de culturas denominadas primitivas, en referencia al Chamán, al Psicopompos, al Terapeuta, o simplemente al hechicero  al augur y al sanador herido.

                    Así pues, hecha la advertencia de que la “ terra incognita “ está plagada de peligros, adentrémonos en ella. 

                    Como forma de ejemplificar los enunciados propuestos, recurriré, tal vez por única vez a una cadena de eventos sincronísticos en los cuales y de los cuales surgieron los planteos con los que develo lo no enunciado por Jung.

Él - Hacedor de lluvia - de la anécdota de Wilheim, simboliza, entre otras cosas al anciano sabio, que funciona a su vez como arquetipo psicoide entre una situación inconexa y disarmónica para reequilibrar la homeostasis entre el  “ Unus Mundi “.

                    La presencia de Wilheim, posteriormente malogrado por un cáncer producto sin duda de un proceso de transculturalización que no resistió, pese a lo cual nos legó la mejor traducción del I Ching, el libro de las mutaciones, también es un arquetipo psicoide, en el sentido mercurial, que permitió que Jung escuchara de labios de su amigo esta anécdota y fuera esta a su vez recogida por el Dr. Pascal, cuyo libro yo a mi vez leí y transcribí. 

                     Los postulados de Pico della Mirándola acerca de la armonía del ser Humano con el todo, son la versión occidental del Tao. 

                     Pero los hechos cuentan: Es cierto él - hacedor de lluvias - no hizo llover- aunque había sido convocado para ello, lo que realizó fue un proceso de armonización que tuvo un resultado lógico, como también hubiera sido lógico pensar que tranquilamente podría no haber llovido, puesto que las condiciones de armonía no estaban dadas. 

                    Lo que refuerza el papel que es imprescindible tener en cuenta de que un evento sincronístico que conlleve a una Sincronicidad, no necesariamente deberá ser lo que se espera, pues en última instancia se trata de una sensación numinosa sino lo que deba suceder, pues como Jung dice:

“ el libre albedrío del Ser Humano consiste en realizar de la mejor forma posible aquello que se debe hacer...”

 

Sin embargo, si consideramos al - hacedor de lluvia - como un símbolo y el concepto de presagio, enunciado precedentemente, es lógico pensar que existirían mas probabilidades de que lloviera a que no.

                    A menudo, nosotros mismos somos utilizados por Dios como “ encarnaciones  de arquetipos psicoideos “ y actuamos como marionetas, ángeles o demonios produciendo situaciones previsibles  la mayoría de las veces. 

                    Mas frecuentemente de lo que pensamos, nosotros mismos podemos ser para otros y para nosotros mismos - hacedores de lluvia - 

                    Mi aporte acerca de la novedosa utilización del símbolo en el proceso psicoideo tiene implícito el concepto de que  muchas cadenas sincronísticas superan nuestras propias vidas, noción que se asemeja profundamente al concepto de                              “ Karma “, pero también es como un bastón que sirve para ayudarnos, Dios mediante, a deambular a lo largo de todo el  “ oscuro valle de la muerte “.  

                    Sin embargo el concepto de “ Karma “ es tremendamente reduccionista en su creencia de que el momento presente es causado en exclusiva por acciones o acontecimientos pasados.

                    Incluso, en el pensamiento asiático el Karma no destruye los poderes de lo Divino, los cuales pueden intervenir en cualquier momento en la vida de un ser Humano.

                    Tal vez el término “ Causa finalis “  ( la acción causativa del objetivo), como se explicó anteriormente en el apartado de las “ cuatro causas formativas de Aristóteles “  sea más conveniente para describir la idea de la intencionalidad psíquica inherente, la cual moldea los acontecimientos para alcanzar intencionadamente ciertos objetivos.

Por ejemplo:

                                       Inherente en el ADN de una semilla de naranja existe el  naranjo.

                                       El ADN tiene un objetivo “ en mente “, es decir aquel cuadro invisible de un modo todavía no realizado de un acontecimiento futuro llamado naranjo.

                                       Al ser los Arquetipos de la misma naturaleza de las ideas inherentes y estando mas allá del tiempo y el espacio, estos agentes formativos activarían ciertos objetivos mas allá del marco temporo-espacial.                                               

                                       Esto es válido siempre y cuando no pretendamos por esto conocer de antemano, es decir “ pre - sagiar “ ( saber de antemano) en el sentido vulgar los designios divinos.

Y este es el gran peligro a afrontar: Pretender saber lo que solo Dios sabe... 


Bibliografía utilizada

 

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Dr. Horacio Ejilevich Grimaldi

Horacioejilevichgrimaldi@junguiana.com.ar